


La Columna del Experto
Rechazo Social:
La enfermedad oncológica de las renovables
A cargo de:
Lucas Monsalve
Socio Fundador de
Mediación Verde
A principio de este año tuve la desgracia de perder a un sobrino adolescente por esta espantosa enfermedad. Esos días participaba en un congreso de energía renovable en Valencia y mi cabeza no paraba de darle vueltas a ello. Creo que todos de una forma u otra nos hemos enfrentado al miedo que produce saber que una persona cercana o nosotros mismos, podamos sufrirla. Además, terriblemente parece que cada vez conocemos más casos.
Y es que las organizaciones médicas consideran el cáncer como una de las principales enfermedades siglo XXI, debido a su alta prevalencia, tasa de mortalidad y el impacto global. No obstante, existen más de cien tipos distintos.
Preocupado por ello y mi trabajo – mediador en conflictos de renovables- me di cuenta que es posible trazar líneas de similitud entre esta enfermedad y el rechazo social que se está produciendo en algunos territorios con la implantación de las energías renovables, y que, aunque sean problemas completamente distintos, la comparación con un ejemplo empático y más gráfico, nos ayudará a entender mejor la naturaleza de este conflicto social contemporáneo del que poco se ha estudiado.
Miedo y estigmatización:
Las enfermedades oncológicas están asociadas al miedo. Miedo por la incomprensión de cómo y por qué surgió, y sobretodo, miedo a lo desconocido, a los cambios que vendrán, a sufrir lo que se percibe como largo, difícil y doloroso. Miedo por la asociación directa con la muerte. No obstante, si bien se trata de una enfermedad grave, muchos tipos de cáncer pueden tratarse y curarse si se detectan a tiempo y se hace el tratamiento adecuado. Además, los avances en la medicina han permitido considerables logros. Lamentablemente atendemos más las noticias malas que las buenas.
De forma similar, cuando un proyecto de generación de renovables se encuentra con el rechazo social lo primero que genera en los promotores es miedo. Miedo a enfrentarse a algo que no saben en la mayoría de los casos su origen y que no estaba en sus planes. Miedo por no saber cómo esto va a alterar la rutina del proyecto, a su impacto económico o riesgo de fracaso. Más aún, si el rechazo social viene acompañado de aparentes intereses económicos o políticos, se genera la sensación de perder el control del problema y del propio proyecto. De estas noticias se hacen fácilmente eco los periódicos locales y redes sociales.
Lo primero, tranquilidad. Los problemas de rechazo social en proyectos renovables, son muy diversos y tienen características distintas en cada caso y en cada territorio. Tranquilidad, porque el rechazo social es posible evaluarlo, medirlo, tratarlo y curarlo. El miedo tiene que ser solo un motor que motive la acción, nunca un bloqueo. Así como hay un enorme crecimiento tecnológico, hay cada vez más innovación social que estudia las técnicas y formas adecuadas para afrontar los nuevos retos asociados a los desarrollos de proyectos, desde otra perspectiva.
Estigmatización
Aunque parezca mentira, a día de hoy todavía existen muchos prejuicios o discriminación debido a la naturaleza de las enfermedades oncológicas. Muchas personas no quieren hablar de ella, la ocultan por miedo a enfrentarla o a ser segregadas. Recuerdo que cuando en el Instagram del colegio de mi sobrino se dio la noticia de su muerte, algunos padres curiosos y preocupados, preguntaban la razón del fallecimiento del niño, algunos endulzaron lo más posible la respuesta. Mi prima, con la fortaleza que da el inmenso dolor, contestó tajantemente: “cáncer de páncreas”.
De igual manera, en Mediación Verde nos llegan algunas empresas con problemas de licencia social, cuya mayor preocupación es que se haga público, y para ello inciden en minimizar el problema o quitarle importancia.
Normalicemos el hecho de que un proyecto pueda tener rechazo social, asumámoslo entre el sector, sin estigmatizar. Hay proyectos, malos, regulares y buenos, y no siempre el rechazo social es consecuencia directa de la calidad del proyecto. No obstante, cuanto antes se asuma que existe un problema en la aceptación social, mejor. Sin edulcorarlo, ni evitar afrontarlo. Eso nos permitirá examinarlo, entender su naturaleza, afrontarlo y poderlo tratar lo antes posible.
Cuanto antes, mejor
La importancia de la detección temprana es una de las claves fundamentales para la eficacia en los tratamientos y menor grado de afección. Un tumor pequeño al que no se le presta demasiada importancia, puede crecer y expandirse muy rápidamente sin que nos demos cuenta.
Exactamente igual se comportan los problemas de licencia social. Cuando se detecta en etapas iniciales existe mucho mayor porcentaje de éxito en su curación y los tratamientos son menos intrusivos y costosos. En algunos casos, implicará asumir que habrá retrasos en los tiempos previstos, o cambios en la planificación o presupuesto – como la vida misma- y ello nos tienta a no prestar importancia, mientras no sea grave. Esta resistencia a los cambios termina luego siento fatídica.
Un problema de aceptación social latente, aunque pequeño puede escalar, por razones impredecibles, hasta convertirse en un gran problema. En tiempos de hipercomunicación y desconfianza, el rechazo social tiene una enorme capacidad de hacer metástasis y pasar de ser, por ejemplo, un problema de desconocimiento o desinformación, a convertirse en un problema político o de interés económicos. Como en el cáncer, llega un momento en el que el conflicto está tan expandido y es tan virulento, que los tratamientos conocidos resultan ineficaces; cuando antes, esos mismos tratamientos, quizá hubiesen funcionado.
Por ello la oncología (rama de la medicina que se dedica al estudio, diagnóstico, tratamiento y seguimiento del cáncer) hace tanto hincapié en la importancia del seguimiento de los factores de riesgo. Fumadores, obesos, hombres y mujeres mayores de 40 años, personas con antecedentes genéticos, etc. deben hacerse diagnósticos más periódicos.
De igual manera, los mediadores en conflictos, incidimos en la importancia de conocer y cuidar los factores que tienen más riesgo de sufrir problemas de rechazo social. Territorios muy saturados de proyectos, antecedentes de plataformas en la zona por otros proyectos, zonas sensibles a “paisajes emocionales”, comunidades muy polarizadas políticamente, etc. deben conocer, evaluar y monitorear estos factores de riesgo, para evitar problemas o detectarlos en estadios iniciales, con mucha mayor probabilidad de éxito en su tratamiento.
La prevención es fundamental
Nadie está exento de desarrollar una enfermedad oncológica, pero todos tenemos claro que no fumar, tener una dieta equilibrada y sana, hacer deporte, mitigar el estrés, usar protector solar, hacerse chequeos médicos frecuentes, etc. son condiciones o hábitos que disminuyen la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.
Hacer estudios medioambientales y socioeconómicos de calidad, desarrollar proyectos con y para las comunidades, conocer las áreas saturadas, destinar un porcentaje del desarrollo a generar impacto positivo en el territorio, contratar expertos en relacionamiento social y diálogo, desarrollar una estrategia, informar a los vecinos de forma empática, visitar con frecuencia el pueblo, tomarse varios cafés en su bar, conversar con la gente etc., no va a garantizar que no tengamos problemas de rechazo social de los proyectos, pero sin duda, todos tenemos claro que ayudará a disminuir las posibilidades de que aparezca. Por tanto, prevenir es clave.
La COLUMNA DEL EXPERTO de IE es una publicación semanal en la que expertos actores del sector aportan su conocimiento y experiencia mediante artículos de opinión.
Si deseas participar o ser PATROCINADOR, contacta con info@infoenergetica.com.